El surgimiento de la población de Río de Oro se desprendió de la ya fundada ciudad de Ocaña. Del Convento de San Agustín en Ocaña donde los monjes administraban la Ermita de San Sebastián, salen los monjes a fundar y construir el Convento en un lugar conocido como sitio de Río de Oro, a pocas leguas de la ciudad; allí a las orillas de un pequeño río nacido en los Llanos del Loro, instauraron un amplio convento. Fue así como surgió la antigua villa alrededor del convento, con pequeñas casas todas torcidas formando caracoles, al igual que el patio central del convento le dio a las calles un pavimento de piedras fuertes sacadas del lecho del río.